Médicos asturianos aseguran que el consumo moderado de la bébida no engorda y reduce el riesgo de diabetes e hipertensión.
Un estudio presentado hoy en el Colegio Oficial de Médicos de Asturias revela que «la barriga cervecera es un mito», ya que un consumo moderado de esta bebida, de entre dos y tres cañas por día, asociado a una dieta equilibrada como la mediterránea, «no engorda» y reduce el riesgo de diabetes e hipertensión.
El modelo de hombres o mujeres con los vientres sobredimensionados es propio de la cultura anglosajona donde se ingieren grandes cantidades de cerveza y comida rica en grasas saturadas con una actividad física casi nula, han asegurado hoy en Gijón los autores del estudio.
El patrón alimentario de los consumidores moderados de cerveza en España es más próximo a la dieta mediterránea, según el trabajo elaborado por el Hospital Clínic, la Universidad de Barcelona y el Instituto de Salud Carlos III, que ha sido presentado hoy en el Colegio Oficial de Médicos de Asturias.
Los médicos Ramón Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic, y Rosa Lamuela, del departamento de Bromatología y Nutrición de la Universidad de Barcelona, han asegurado que el estudio que han elaborado demuestra que la cerveza bebida con moderación no provoca aumento de la masa corporal ni acumulación de grasa en la cintura.
El estudio, que se ha realizado sobre una muestra de 1.249 participantes, hombres y mujeres mayores de 57 años que por la edad tienen un mayor riesgo cardiovascular, ha confirmado la hipótesis de que la cerveza es saludable. Según han indicado los autores del ensayo, las personas que han participado alimentándose con una dieta mediterránea acompañada por cerveza en cantidades de entre un cuarto y medio litro por día, «no solo no han engordado, sino que en algunos casos han bajado de peso».
La dosis recomendada por los médicos es de dos cañas diarias para las mujeres y de tres para los hombres, siempre con comidas equilibradas, y siempre que las personas realicen una vida normal, con algo de ejercicio.
La cerveza es una bebida fermentada que recibe las propiedades alimenticias de los cereales con que se produce, igual que el vino las de la uva, o la sidra las de la manzana, según ha explicado la doctora Lamuela. Esta bebida aporta una cantidad de ácido fólico, vitaminas, hierro y calcio mayor que otras y provocan un efecto «protector» sobre el sistema cardiovascular.
Los bebedores de cantidades «normales» de cerveza presentan una menor incidencia de diabetes mellitus e hipertensión, y un índice de masa corporal inferior. Además, estas personas «manifestaron consumir una mayor cantidad de verduras, legumbres, pescado, cereales y aceite de oliva y realizar una mayor actividad física», ha indicado Estruch.
El patrón alimentario de los bebedores españoles «dista mucho del patrón del mundo anglosajón, donde impera el modelo Múnich, en el que se beben grandes cantidades, prácticamente sin moverse del sitio, comiendo patatas fritas y embutidos», ha indicado el médico.
La investigación también ha revelado que los participantes que bebían cerveza de forma moderada referían un consumo más elevado de proteínas y carbohidratos, incluida la fibra, que los no bebedores.
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